Y cómo duele el momento,
ahora que arde la ciudad.
Tantas vidas para una misma calle,
tantos sueños que no llegan a despertar.
Quizás nos abran la puerta
en el pub de la soledad.
No espero encontrarme con nadie,
con nadie quiero ya conversar.
Todos están vacíos,
pero no son sino un espejo...
Yo, que me vacío entero
y nada era lo que había dentro.
Quiero dormir y no puedo,
no tengo la suficiente conciencia
que tumbado me permita un sueño,
que dormido me la regale a ella...
No quiero que se oiga el llanto,
pero no puedo dejar de llorar,
quizás por no haber comprendido,
quizás por comprender de más.
Lo cierto es que ahora deambulo
por barcos en puertos sin mar
por esás lúgubres callejas
donde tú me enseñaste a andar.
Recuerda ahora esos días,
recuerda ahora el dolor
mas no te olvides de la alegría,
pues es lo que recordaré yo.