30 de Mayo 2004

El frasco de las esencias

Cuántas veces acudí a la calle que nunca dormía, esquina con la calle del despertar. Allí, tan sólo una farola alumbrándome la cara. Sin aire, sin vida. Nada de lo que allí ocurriera le importaba al resto del mundo, tan sólo las hadas de la noche acudían a darme consejos. Y fue allí, en medio de la negrura, donde se suponía que no debía estar, que encontré el frasco de las esencias. Era pequeño, pero brillaba con gran intensidad, tanta que ni siquiera recordé que allí había una farola solitaria. Fue al destaparlo cuando ocurrió todo: las brumas se disiparon en miles de pequeños jirones arrastrados por el viento...y vi los colores, y el cielo y la tierra, y la luz...
Alguien me dijo más tarde que el frasco de las esencias había salido de mi interior, aunque yo no supiera de su existencia hasta ese momento.
Verídico o no, lo cierto es que ya no lo llevo encima, no por miedo o desidia, sino porque sé que aquel no era el único frasco que había...

Escrito por Dorian a las 30 de Mayo 2004 a las 07:44 PM
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