Alegrías enroscadas en la risa de las aguas y buenos dulces que degustar con las papilas del recuerdo, recuerdos del presente y del futuro, el más bello de todos.
Ayer visitaba una aldea perdida en la montaña, y hoy salto y corro por la playa, la costa de las sirenas, la de la magia y la música, con todos esos juegos...
Cabellos rubios y piernas que elevan hasta el cielo a aquellos que sueñan con tocarlo.
Y entre toda la gente, sentado sin hacer ruido, el tiempo, testigo de nuestra intimidad y que me dice cada día, mirándome: me has dejado roto!
Y acto seguido, sonríe...