Ayer llovió como nunca.
Una lluvia gruesa, pesada, de esa que duele cuando te cae sobre la cabeza. Yo llevaba toda la tarde mirando por la ventana, ver la lluvia caer hacía que me relajara.
En ese momento me sentí como una de esas gotas, sin control en la caída, a merced de la primera cornisa con la que tope. Con suerte, me esperará el cristal de una ventana, si no, que el suelo pare mi caída.
Se enciende una luz, alguien entra.
De repente no oigo la lluvia, es como si nada pasara fuera.
Se dibujan dos sonrisas.
Hola, le digo, ven, estás empapada...
Precioso... Ojalá lo hubiera escrito yo...
Te añado a mis links.
Un saludo... y gracias...
Escrito por ray a las 8 de Agosto 2004 a las 09:03 PM