La inseguridad me viste de negro. Camino sobre palillos ensangrentados por el miedo. Ayer vi desaparecer el último rayo de sol tras las ramas de un temor grotesco.
Y así hasta llenar una página, y otra y otra.
Lo cierto es que sigo teniendo miedo al cambio, al futuro. Porque tú estás en él, o no. ¿Porque quizás no deberías irte? Pensamientos peligrosos, creo yo, y sin embargo son los únicos que rigen mi decisión.
Los días amanecen acompañados de gran seguridad y convicción, fortalecidas al amparo del sueño. El transcurso del día, el desgaste entre tareas o los vientos del Cáucaso, no sé qué será, hacen que esa seguridad se diluya y pase a ser una punzante duda.
Con ese pensamiento me meto en la cama, día tras día desde hace algún tiempo.
Lo único que espero es que cuando llegue el día en que el paso haya sido dado, me acueste no ya con una convicción medianamente firme, sino con tranquilidad y permiso para descansar en condiciones.
Escrito por Dorian a las 2 de Diciembre 2005 a las 01:24 AM