Aún quedan sitios donde poder refugiarse cuando no se quiere seguir siendo mayor. Unos pocos todavía recuerdan el país de Nunca Jamás, ese lugar que un día nos inventamos y al que podemos volver siempre que lo necesitamos.
Pero no siempre es fácil encontrar ese camino. Tal vez pensamos que no podemos sumergirnos de nuevo en ese mundo de despreocupaciones que, por raro que parezca, un día habitamos. Sí que es posible: simplemente basta con recordar que no dejamos de jugar porque nos hacemos mayores sino que nos hacemos mayores porque dejamos de jugar. Es necesario, incluso, dejarnos llevar a ese mundo que aún existe pero que hay que buscar bien. Ganaremos el tiempo que pasemos allí.
Supongo que el día en que no tengamos preocupaciones será porque al fin nos hemos dado cuenta de que la única preocupación que nos importunaba era la de no tener preocupaciones. Basta con vivir sin miedo, luchando siempre contra las adversidades: de esta forma nos olvidaremos de lo "inmensos" que son nuestros problemas y quizás ganemos por fin nuestro deseado país.