8 de Febrero 2004

Siguiendo el curso

Tenía el gesto serio.
Su rostro ya no reflejaba la fuerza de ser alguien,
sus ojos disimulaban que un día fueron jóvenes y alegres.
Los días pasaban con alarmante rapidez, con pesada indiferencia.
Casi había olvidado los colores;por la calle tan sólo el gris le llamaba la atención.
Despertarse se convirtió en el momento más ingrato del día. No alberga ninguna esperanza quien nada espera. No obstante, nunca se quedó en la cama.
Tal vez fuera que no había perdido toda la vitalidad que un día tuvo, tal vez fuera que aún esperaba algo.
Así, pasaron los días.
De repente, la espera terminó.
Algo nuevo había llegado. Y le trajo una sonrisa, y le llenó el pecho de vida.
Casi no se podía creer que cinco minutos antes prefiriese la soledad a asomarse al fluir de la vida. Ahora todo era distinto. Sintió de nuevo la esperanza, se sintió joven otra vez.
De todo esto aprendió una lección.
Cuanto más difícil se haga aguantar y más lejano parezca el final, antes se terminará todo. Quizás cuestión de perseverar, de no perder la esperanza. En definitiva, seguir el curso de la vida.

Escrito por Dorian a las 8 de Febrero 2004 a las 11:43 PM
Comentarios

buena expresión,buenas ideas...quizá es porque lees buenos libros...jeje!sigue escribiendo!

Escrito por mir a las 23 de Febrero 2004 a las 08:53 PM
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