¿Cuánto vale tu alegría?
Piénsalo, pues vale mucho.
Vale tanto como para provocar la alegría en los demás.
Tanto como para que un niño que te mira se ponga a reír
y que un señor huraño tenga que bajar la mirada ante tí cuando te lo cruzas en el metro.
Tu alegría siempre vale lo mismo, aún cuando prescindes de ella.
Por eso, no olvides que toda la alegría que no utilices es alegría desaprovechada.
La alegría radica en las cosas pequeñas, empléala para grandes cosas.
Es cierto esto de que la alegría se contagia, y la risa también. Si todos regaláramos un poquito de alegría diciendo un simple "hola" a algún vecino o al conductor del autobús, tu alegría sería transmitida por las personas que la recibieron a otras tantas, y entre todos conseguiríamos alegrarnos el día un poquito!
Escrito por bergaes a las 18 de Abril 2004 a las 07:33 PM