18 de Febrero 2005

Radiografía de la herida

Después de tanto tiempo pensando, ganando perspectiva (no puedo evitar esa expresión, es algo crónico), las cosas vienen a cobrar todo su color, por cruel que sea éste.

De verdad que a uno le entran ganas de vaciar la mente en un contenedor de reciclado y dejarla bien en blanco, aunque sólo sea por educación (para conmigo, claro).

Porque es que las cosas duelen así más, y temo estar desarrollando cierto aprecio por poner-el-dedo-en-la-llaga que me preocupa.
Es una exageración, pero ¿por qué entonces seguir dándole vueltas? ¿Por qué escuchar otra vez esas canciones? ¿Para qué narices volver atrás en el calendario con tanta precisión? "Pues hombre, sí, tiene su sentido". Claro que lo tiene, y normal que es, pero quizás sería más sensato pensar que eso va a seguir estando ahí pasado el tiempo y es mejor esperar a entonces para recordar y dejar que ahora la herida se cierre.

En cualquier caso, sé cómo funcionan las cosas en mi cabeza lo suficiente como para no darme ya miedo de mí mismo. Eso es un grado, al fin y al cabo.
Y además tiene sus cosas buenas. Muchas cosas buenas, las que uno saca en claro. A fuerza de descodificar el código se van descubriendo piezas que te cuadran todo de golpe.
Y uno se vuelve observador imparcial, y uno comprende. Y entonces uno se siente en disposición de llorar y sonreír bien a gusto, con las cosas grandes, las que importan, vaya.

Es todo un alivio el hecho de que esté sacando una lectura positiva de todo esto, pues hace bien poco tiempo he tenido varias opiniones que me han confirmado que temas como este gustan de volver de visita bastante tiempo después de haber prometido dejar de tocar las narices. Que no hay escondite, para entendernos. Así pues, abróchense los cinturones que buena falta va a hacer.

Escrito por Dorian a las 18 de Febrero 2005 a las 08:32 PM
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