Otra vez despierto en mitad de la noche. Otra vez vuelves a ponerme a prueba. Y te digo que no, que no puedo seguir aguantando. Que me encantaría que estuvieras aquí. Que quiero ordenar mis sentimientos para poder regalártelos. Aunque no sepa si los quieres o no. El miedo hace egoísta a la gente, y siempre hay quien paga por ello.
Pero no va a ser así. Al menos hasta dentro de un tiempo.
A veces pienso que me estoy equivocando. Que no es a ti a quien hablo, sino a tu reflejo. A él persigo, y cuanto más avanza más me aleja de ti. Si subes demasiado yo bajo hasta llegar al suelo. A lo mejor no lo soporto, pero fuiste tú quien me recordó que los condicionamientos no son buena guía.
Aún no puedo creer lo que escuché quella tarde, pero ¿por qué no va a ser cierto? Por qué no va a ser verdad que compartimos miedos y refugios, inseguridad, tristeza, alegrías y anhelos...Y todo descubierto con un café como único testigo.
Me encantaría darme otra oportunidad. Sé que tú lo harías, pero desconfío de mí mismo, a pesar de que me doy mi apoyo incondicional. Y sé que te volvería a invitar. Para un día de estos. Donde sea. Para poder permitirme soñar un poco más. Aunque los sueños se esfumen cuando estoy dormido.
Ojalá los reflejos que perseguimos no siguiesen rectas perpendiculares a quienes les dan forma. No se fíe. Sueñe. A menudo es mucho mejor cuando se hace con los ojos abiertos. Un saludo.
Escrito por TrippY a las 17 de Enero 2006 a las 03:06 AMEl error sería confundir el reflejo con la realidad. El sueño le dará su verdadera forma. Gracias por el consejo
Escrito por Dorian a las 18 de Enero 2006 a las 02:37 AM