Un extraño pálpito recorre la ciudad en tu ausencia.
Es como correr contra un muro que no existe, no hay dolor ni recompensa.
Me gustaría poder gritar tu nombre y detenerte, y mi deambular autista haría el resto. No es justo que me comporte así, pero hasta respirar se me antoja un castigo si no compartimos aire. Quiero volver a sentir vida y algo no me deja. El agua no moja mi sed. Es la naturaleza, que le falta fuerza. Ella tampoco soporta tu ausencia.