Mientras en la tele suena algo sobre dar-gritos-todo-el-rato pienso que me va a costar encontrar algo que de verdad me distraiga.
La cuchara que escarba el túnel cada vez está más mellada. Incluso parece que se empequeñece con el tiempo. Pero lo más agobiante del agujero es la falta de luz. Las conversaciones suenan cada vez más lejos al otro lado. Ya no se puede ni espiar a los vecinos.
El mundo se va callando poco a poco. Es una doble sombra, oscura y silenciosa. Duro de combatir, ciertamente.
Es una lástima, pero la vida sigue en el exterior y no guarda nada para quien no está delante. El tiempo va en un solo sentido. Es justo, pero duele.
La autocompasión se alimenta de sí misma y engorda hasta tener un aspecto de lo más repugnante. Parece sensato acallarla. En ello estamos. La buena dirección está clara. Es la única, hacia el fondo del túnel, hasta tocar algo de luz.
La autocompasión es una chufa, deberías saborear la autodestrucción. Aunque deteriore un poco el físico, es mucho más productiva para el alma...
La vida sigue en el exterior... de los libros y apuntes. Ninguna gran historia empieza por "estaba yo un día en casa cuando...", y demás. Qué suerte tener exámenes en septiembre, podré entretenerme en verano. Y tramas secundarias, como buen guión que se precie, tales como "aprender un idioma", "buscar un techo" y "aprender a cocinar".
Tú pégate a la luz, cual polilla de una plaga o ex masoquista -que no ex-masoquista XD-, y a ver si arrancamos este tren maldito... Que no se diga que no sacamos una serie decente entre los dos.
(Quién te pides? Si te da igual prefiero ser Starsky, es el más notas de los dos... :P).