31 de Octubre 2005

Ya saldré a dar una vuelta otro día que no llueva

Cuento las cosas para no sentirme solo. Todo aquello que me preocupa debe salir de mí, y para ello se lo debo contar a alguien. Solo que muchas veces no encuentro a quién, y por eso vengo aquí. (Odiosos pensamientos circulares...)

Me reconforta mucho poder desahogarme sin ser interrumpido por ruidos, comentarios, miradas, gestos e incluso pensamientos inoportunos. Pero, por otro lado, qué mal sintoma es el tener que recurrir a este sitio para decir todas esas cosas. No vengo aquí porque no me haga sentir solo, sino porque no tengo otro sitio a donde ir. Y eso me apena aún más.

Quizás la llegada del otoño tenga algo que ver en todo esto. Dicen que al llegar el otoño se produce una bajada de ánimo, al igual que al llegar la primavera se alteran los pulsos.

Hoy se ha hecho de noche demasiado pronto.

Hoy no ha parado de llover.

¿Y mañana? No tiene pinta de que vaya a cambiar mucho el panorama.

Mañana mejor me quedo en casa.

Escrito por Dorian a las 12:45 AM | Comentarios (0)

29 de Octubre 2005

tropezando un poco

Hace tiempo que no me confieso por aquí. Quizás se deba a que no he tenido una paz interior lo suficientemente sospechosa como para hacerlo.

Me siento mal. He vuelto a ser víctima de mí mismo y mi asombrosa capacidad para bañarme en una hirviente indecisión sin abrasarme. Creo que ha dejado secuelas, no obstante.
Es difícil compaginar tantas contradicciones, sobre todo cuando éstas son tan fuertes.

Por un lado está el deber puro y duro, una suerte de decálogo que me obligo a cumplir en pro de mi honradez estudiantil y de mi ligeramente maltrecho expediente. Además he de aprovechar el momento de interés que me acoge para dedicarme más a fondo.

Por otro está la duda: ¿es todo eso más importante que defraudar a un amigo? No lo creo. Y tampoco es más importante que defraudarse a uno mismo, aunque parezca que me trae sin cuidado...
He tomado la decisión que me pedía el cuerpo, pero el regusto amargo que me ha quedado me preocupa.
Sé que no era un último tren, ni tampoco una respuesta a una remota llamada. Lo interpreto como un guiño, un gesto fugaz de tender la mano que me ha pillado en estado de cobarde agarrotamiento. No lo tomo como algo definitivo, pero temo que pueda tener repercusiones significativas. Porque a fin de cuentas, por mucho que mi orgullo me intente convencer de lo contrario, me importa y mucho esta relación.
En mi mano está probar que los resortes aún funcionan...("aún", qué mal suena siendo tan pronto como es).

En cualquier caso, espero que no llueva mucho y de paso salgan buenos dibujos.

Escrito por Dorian a las 1:19 AM | Comentarios (2)