Hace tanto calor que me ha dado la sensación de ver a la Luna pasar demasiado rápido, casi por compromiso, como queriendo escapar de este bochorno que yo pensaba que nos pertenecía sólo a los de a pie.
Mi habitación sumida en la sombra. Es la única forma de luchar pacíficamente contra esta radiación de sudor, miradas perdidas...Mis pensamientos apenas llegan enteros a mi cabeza, la mayor parte quedan derretidos por las mesas, por la ventana, por mi cama...Ya no sé si miro los apuntes o al hielo que, de repente, se dibuja ante mí.
Sigo pesando demasiado, aún no estoy en condiciones de volar lejos de aquí. No obstante, aún no es necesario. Aún queda aire...
Lo más duro del aprendizaje es que cuanto más difícil se pone todo, más se aprende, pero no somos conscientes de ello.
Escribo por amor al olvido, por la desidia que me provoca cada día la misma calle bajo mis pies. Es sin duda bonita, pero es la misma siempre.
Ayer mismo soñé que de debajo de los pasos de cebra brotaban raíces provenientes de lejanos prados, trayendo olores desconocidos aquí. Recuerdo que la gente se miraba desconcertada. Algunos se quitaron sus trajes grises pero otros corrieron a ocultarse en sus cajas con ventanas, y yo seguí soñando.
Apareció una bandada de pájaros, tan grande que, por un momento, la calle quedó a oscuras. Entre los gritos de la gente aún puedo oír su canto, tan hiriente, tan sincero.
No recuerdo nada más antes de despertar.
Lo que sí recuerdo es haberme asomado a la ventana con la esperanza de ver alguna que otra raíz romper el asfalto, algún que otro pájaro guiando a sus congéneres...y eso fue precisamente lo que vi...
Hasta entonces nunca me había dado cuenta de que siempre ha habido pequeñas raíces creciendo entre los bordillos, que los pájaros siempre han sobrevolado mi calle. Son pequeños visos de lo que fue un sueño, o de lo que es un sueño, quién sabe. Quizás estén ahí para recordarnos algo, para que nos demos cuenta
"Todo es un sueño..." parecen susurrarnos
Supongo que no te habrás sentido tan conmovida como yo, ¿verdad, pequeña gran alma? Es normal, pues tú estás acostumbrada a muchas más batallas, ya fueran amargas derrotas por parte de las emociones o dulces risas provocadas por la satisfacción. Da igual. El caso es que tú sabes cosas que yo ignoro, ¿no es así? Y, sin embargo, no me las dices; prefieres que las aprenda yo por mi cuenta, para asegurarte así de que no las olvide. Eres una dura educadora, sí, como las buenas amigas.
Algún día recogeré todos los frutos que plantaste para mí y los compartiremos, aunque no sea en este plano. Es igual, sabes de sobra que mi viaje al otro mundo te tiene a ti como acompañante, y eso es mucho.
Por cierto, no te olvides de arroparme esta noche; parece que va a hacer bastante frío, y así me levantaré mañana con más fuerzas tras un buen descanso. ¿Harás eso por mí? Sí, claro, y muchas cosas más.
Te dejo, compañera. Hoy ha sido un día muy duro. Bueno, qué te voy a contar que no sepas.
Buenas noches, alma.
Gotas frías recorren la ventana,
la cortan, resquebrajan su mirada
estamos aquí dentro, mirando,
viendo la lucha, oyendo la batalla.
Ciertos jefes que dijeron
que no hay premio sin esfuerzo
ahora dicen bien alto
que los sueños son inciertos.
Que "nada de lo que temes es seguro
mas nada de lo que tienes es eterno".
Estamos solos cuando aparece
por medio de la calle, bailando,
la sombra de lo que fuimos
el fantasma de nuestros pasados.
Nos mira, se ríe y grita
¡Locos, aún seguís con vida!
No le contestamos, no hace falta
uno de nosotros lo mató con la mirada.
Y en estos negros días
empezamos a pensar
¿cuàntas veces hemos caído
y no nos hemos vuelto a levantar?
"Ninguna", nos responde, altivo,
vigilando desde su altar,
el Dios que ve todas las cosas:
"nunca dejasteis de luchar".
Asombro, alegría o duda
nosotros seguimos nuestro sendero
caeremos juntos, si caemos,
si no, juntos triunfaremos.
"Ayer volví a dejar la misma hoja de papel sobre la mesa, quizás con la esperanza de regresar a casa más tarde y ver que te la has llevado.
No tengo nada que decirte, salvo que no quiero verte llorar a escondidas, pues te veo, y no quiero pensar que ya no eres feliz.
Acuérdate de que eres libre, tanto como para salir volando si quisieras, pero no quieres. Te atreves a gritarme si me acerco con una caricia en la mano, y yo no me atrevo a responderte, tan grande es la tristeza que me envían tus ojos...
No hace falta que te mande mi dirección pues sabes que, aunque me voy, sólo tienes que llamarme para que acuda a ti, otra vez, como si nada hubiera pasado.
Todo sea por el bien de los dos, por el mío propio, por el tuyo y el de tu dolor...
Llegará el día en que el tiempo no será ya un estorbo, un veloz crepitar de vida que se te escapa. Llegará pues, el día en que volvamos a dibujar sonrisas sinceras. Pero antes, mejor será esperar. Simplemente, esperemos..."
Es como comer sin ganas.
Como beber sin tener sed.
A tientas bajando una escalera,
respirando a pleno pulmón en medio de un incendio.
Todo aquello que nos desgasta,
aquello que no es imprescindible,
pero que pesa como una losa,
demasiado pesada
para un sólo par de brazos
Alegrías enroscadas en la risa de las aguas y buenos dulces que degustar con las papilas del recuerdo, recuerdos del presente y del futuro, el más bello de todos.
Ayer visitaba una aldea perdida en la montaña, y hoy salto y corro por la playa, la costa de las sirenas, la de la magia y la música, con todos esos juegos...
Cabellos rubios y piernas que elevan hasta el cielo a aquellos que sueñan con tocarlo.
Y entre toda la gente, sentado sin hacer ruido, el tiempo, testigo de nuestra intimidad y que me dice cada día, mirándome: me has dejado roto!
Y acto seguido, sonríe...
Es cierto que en ocasiones no te escucho.
A veces prefiero mirar por la ventana a mirarte a los ojos.
Pero hay veces que no puedo evitarlo.
Nada de lo que hay fuera me interesa.
Tan sólo el vacío azul inmenso de tu mirada,
tan llena de nostalgia,
tan fuerte en esos momentos de debilidad.
Y para cuando he dejado de mirarte,
cuando ya el hechizo se rompió,
entonces aparecerá tu sonrisa,
la guardiana para mis temores,
el hombro para mis pesares...
Más que ayer pero menos que mañana. Los días pasan más rápido que los recuerdos. Las raíces de los años pronto darán sus frutos, y las ramas del tiempo no dejarán escapar lo que de verdad vale. El tiempo pone a cada uno en su lugar, pero no siempre lo parece.